Se dice por ahí que a lo largo de nuestra vida nos convertimos en la media de las cinco personas con las que pasamos más tiempo.
Esto tiene bastante lógica ya que todas las personas nos vemos influenciadas a nivel político, económico, social (por nombraros algunas) y no podemos cesar esos pensamientos y comentarios que otras personas tienen hacia nosotros y hacia nuestro entorno. El hecho es que estamos influenciados por nuestro entorno, lo queramos o no.
Cuando te rodeas de gente que te empodera, que te valora, y que además apoya tus sueños, al final tienes muchas más papeletas de conseguirlos. Lo que no queremos son los comentarios de gente que nos diga:
- Eso es imposible
- Estás loco/a
- No saldrá bien
- ¿Estás seguro/a?
¡Tú mismo o tú misma empezarás a dudar de ti con ese tipo de preguntas!
Muchas veces nuestras personas más cercanas se preocupan por nosotros y nos asaltan con este tipo de preguntas. Pero hay que tener muy interiorizado que no es porque no confíen en nosotros y nuestras capacidades, si no que simplemente se preocupan. Probablemente son pasos, decisiones o riesgos que ellos no serían lo suficientemente valientes de afrontar y cuando te ven haciéndolo a ti les entra el pánico.
Ahora pregúntate: ¿Eres tú un kaizener?
¿Cada vez que llegas a un lugar es de forma positiva? ¿O influyes de manera negativa a las personas? Probablemente tu respuesta rápida sea que si, que eres un kaizener y que influyes de manera positiva. Pero... ¿por qué eres un kaizener? ¿Qué acciones realizas en tu día a día que te acercan a ser la mejor versión de ti?
Además de las personas cercanas, también podemos pensar en algunas que ni si quiera conozcamos. Personas que en su propio proceso nos inspiren para seguir sus pasos. Muchas veces surgen envidias porque existen personas que ya tienen cosas que nosotros anhelamos, pero, ¿y si en vez de envidiarlas nos fijamos en sus pasos, en cómo han llegado hasta ahí?
A veces nos cuesta ver cómo llegar del punto A al Z, pero simplemente es necesario seguir los pasos y recorrer todas las demás letras. Que no te frene tu impaciencia o tu indecisión.