Los hábitos son el pilar fundamental de los resultados en cualquier ámbito en nuestra vida.
En el mundo del desarrollo personal y profesional es un concepto que se incluye continuamente ya que son la base para acercarnos a la persona que queremos llegar a ser.
Las redes sociales han propagado la idea de que los cambios surgen de la noche a la mañana, simplemente porque son lugares donde se muestran los logros, pero nunca el proceso. Es por ello que es necesario cambiar nuestro foco de los logros hacia el paso a paso, hacia los hábitos. Especialmente si queremos mejorar en nuestro día a día y conseguir nuestros objetivos.
Si por ejemplo quieres crear tu propio proyecto y lanzarte al precioso mundo del emprendimiento, no puedes pretender que en el primer mes tengas una comunidad activa de clientes y estés facturando millones. Primero tendrás que elegir qué tipo de empresa vas a crear, cómo va a ser la imagen de esta y a qué público te vas a dirigir. Incluso desmenuzándolo en pequeños pasos, se ve como algo muy grande, quizás deberías decidir trabajar en este proyecto los sábados al mismo tiempo que mantienes tu trabajo estable. El hábito de avanzar un poco cada semana te dará unos resultados increíbles.
Otro ejemplo sería presentar un Trabajo de Fin de Grado, una de las mayores pesadillas de los jóvenes universitarios en la actualidad. Seguro que hay más de uno y más de una por ahí que lleva arrastrando la realización de este trabajo durante meses, o incluso años. Y de repente, un día se levanta con motivación y pretende terminarlo esa misma semana. No vamos a decir que es misión imposible, pero si es muy probable que no obtengas buenos resultados. Quizás podrías añadir el hábito de que todas las mañanas de 9 a 10 vas a estar investigando y escribiendo, hasta que hayas terminado. Si te comprometes realmente verás que en uno o dos meses has terminado y te lo has conseguido quitar de encima, ¡y sin darte cuenta!
Como puedes ver en el siguiente gráfico, a mayor repetición, menor esfuerzo. El cerebro asimila esas acciones y comienza a hacerlas de manera automática.
Pero admitámoslo, tomar el primer paso no es tarea fácil. Nuestro cerebro está programado para dar prioridad a la satisfacción inmediata y por eso nos cuesta empezar.
Por ejemplo, el estar tirados en el sofá todas las tardes nos puede dar una satisfacción inmediata, pero sabemos perfectamente que en el largo plazo no será beneficioso para nosotros.
Mientras, hacer una carrera a toda velocidad de 5 kilómetros no nos produce una sensación de placer, sino más bien de fatiga, pero sabemos que en el largo plazo mejoraremos y será bueno para nosotros.
¿Cuál de estas nos resulta más difícil? Sin duda la segunda. Y no tiene tanto que ver con el esfuerzo físico que realicemos, si no con el esfuerzo mental de dar el paso y hacer una, o la otra. Como la primera tiene una satisfacción inmediata nos resulta mucho más sencillo que la segunda, en la que no obtenemos ninguna satisfacción inmediata.
Si por otro lado lo que quieres hacer es deshacerte de un hábito, el método más sencillo de hacerlo es sustituirlo por otro. El hábito y la acción repetida ya los tienes, lo que necesitas es cambiar unas acciones o unos productos por otros.
Por ejemplo, si cada vez que estás en un bar con una amiga fumas, cambia esa acción por comer un chicle. Si por ejemplo cada vez que llegas del trabajo te pones el pijama, ponte las deportivas para salir a dar un paseo.
Estos pequeños cambios generarán grandes diferencias en el largo plazo, la cuestión es empezar.
¡Pero no todo de golpe! Lo mejor es poner tu foco en añadir o quitar un hábito cada mes o cada par de meses. En Mi Kaizen tienes un apartado específico para ir añadiéndolos o tachándolos cuando hayas conseguido eliminarlos.
Para personas como yo, que no sabemos seguir una rutina, sino que trabajamos por un objetivo de forma desordenada, este planner es ideal. Ayuda a mantener el foco en el día, como mucho en la semana, siendo el compañero ideal para compensar esta falta de disciplina. Qué gran creación, de verdad.