El día no existiría si no existiese la noche, y del mismo modo el frío no sería posible sin el calor. Esta dualidad la podemos encontrar en la mayoría de los aspectos de la vida, y esta representada por el Yin y el Yang.
El Yin y el Yang representan las fuerzas opuestas y complementarias que podemos encontrar allá donde miremos. Y es importante que ambas energías formen parte de nuestra vida para que esté equilibrada.
La energía Yin
El Yin (que significa ‘fuerza negativa’ en mandarín) está asociado a la noche, la tierra, la pasividad, el frío o la absorción. Esta energía transmite serenidad y calma.
Además, la energía Yin es la energía relacionada con lo femenino (que no con las mujeres). Todas las personas, sea cual sea nuestro género, tenemos energía femenina (Yin) y masculina (Yang).
Aunque actualmente sabemos esto, hace siglos sí vinculaban la energía femenina a las mujeres exclusivamente. Ellas eran las encargadas de las tareas dentro del hogar, y pasaban más tiempo en la casa familiar. Esto hacía que se las asociase con esta energía de recogimiento y serenidad.
En este artículo te explicamos en profundidad por qué las energías femeninas y masculinas no tienen nada que ver con ser hombre o mujer.
Si eres una persona demasiado impulsiva, o a la que le cuesta tomar decisiones, debes trabajar tu parte Yin.
La energía Yang
Por el contrario, el Yang (‘fuerza positiva’) se asocia a la luz, la calidez, el verano, lo enérgico. Todo lo que implica movimiento y energía está rodeado de Yang.
Históricamente asociado a lo masculino, es una energía de expansión. Las labores del campo, al sol y más propias de los hombres, estaban más relacionadas con la energía Yang. Aunque, como hemos dicho, todos tenemos energía femenina y masculina en nosotros.
Si el Yin es la noche, el Yang es el día. Transmite fortaleza y actividad, y es una parte que es esencial que potencies si eres una persona demasiado reflexiva o calmada.
Ejemplos de yin y yang
Como ves, podemos encontrar la dualidad del yin y el yang en diversidad de ocasiones. El Yang es esa terraza al solecito que te pone de buen humor, y te da fuerzas para seguir con tu día. El Yin es ese lugar de silencio y calma que te ayuda a hacer introspección y a tomar decisiones.
Entonces, ¿cómo trabajo con ellos?
Entendiendo esto, y que no puede (ni debe) existir el uno sin el otro, es fácil saber cual de las dos energías debemos de trabajar. ¿Cuál crees que predomina en ti? Y, por tanto, ¿cuál crees que es la que tienes que potenciar?
Además, también puedes potenciarlos en casa. Por ejemplo, nuestro ambientador Yin es fresco y dulce, repleto de esa energía femenina. Yang es amaderado, cálido y místico. Puedes escoger aquel que sientes que va más con tu personalidad o al contrario: el que es opuesto y te complementa. Desde Mi Kaizen te aseguramos que no dejará a nadie indiferente al entrar en el espacio en el que lo coloques.